Santiago. La Palma 3

Arquitectura antigua. Dimensión grande. Cuidador: Manuel Cachinero Madueño. Participó en 2022 en el concurso por 29 vez desde 1993. Máximo premio: 1º en 2014

A lunes, 30 de enero del 2023, por A. P.

Un carruaje de caballos circula con turistas por su ruta habitual hacia La Magdalena. “Este patio es muy bonito, de los más bonitos que hay en Córdoba, ha recibido muchísimos premios”, comenta el cochero al paso por La Palma 3. Es la respuesta automática del conductor a las miradas silenciosas que dirigen al edificio quienes ocupan la parte de atrás de ese carruaje. Esas miradas son atraídas por uno de los mayores tesoros de La Palma 3, su fachada, la de un palacete barroco fechado en 1782, como revela una inscripción en su portada. Tras unas grandes puertas retrancadas para poderse abrir hacia afuera, el suelo del zaguán conserva las huellas de lo que fue además en su día salida y entrada de coches de caballos.

Y las paredes del recinto aún conservan las anillas donde las riendas de los équidos se ataban. En el interior de esa parte de lo que fue una casa señorial, Manuel Cachinero trabaja en el taller en el que ha convertido la zona del inmueble en la que estaban ubicadas las cuadras. Manuel -carpintero de profesión- es un artista de la escultura. Modela toreros, caballos, toros, cristos, bailarinas…al más puro estilo abstracto, dotándolos de un cuerpo de metal. “Los metales los trabajo casi todos; yo diría que tengo influencias de Gargallo”, apunta. Algunas de sus obras han pasado a formar parte del patio, como el arlequín que preside la fuente que él mismo ha construido en hierro y sobre la que antes había una bailarina.

La Palma 3 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

“Nací en Villanueva de Córdoba y me mudé a Córdoba en 1975 con mis padres, que son de Montoro. Vivíamos muy cerca de aquí, en la Plaza de Aguayos, cuando me ofrecieron la compra de esta casa en los 80”, explica. Fue precisamente en tierras jarotas, donde el gusto de toda la vida por el arte de Manuel lo convirtió en modelador de perfectas figuras metalizadas. “Un día de esos que solía salir a pasear pasé por una hojalatería en Villanueva de Córdoba y mientras veía como trabajaba el hojalatero, como de un pedazo de lata sacaba un vaso, me vino a la cabeza modelar un Cristo”, detalla. Ese crucificado fue el primero del gran número de piezas que ha creado y que se han podido contemplar en distintas exposiciones.

“Tenía la ilusión de vivir en una casa antigua, con columnas y, por casualidad, de alguna forma lo he conseguido; la satisfacción que te proporciona vivir en un lugar como este no tiene precio”, sostiene Manuel, quien insiste en que apenas se le han realizado reformas al inmueble. De hecho, en el patio de La Palma, 3 no faltan capiteles visigodos del siglo XVIII; un pozo con brocal árabe que es una réplica de otro califal del siglo X, pero que lleva en este recinto desde su construcción; y un abrevadero  adaptado a pilón por Manuel. De ese pozo sale el agua con el que riega la amplia variedad de vegetación con las que cuenta, muchas de ellas pertenecientes a su familia. “Cuando llegué a la casa ya estaba el limonero y el naranjo mandarino; luego, me fui rodeando de las plantas que había en casa de mis abuelos y de mis padres, del tipo de vegetación que conocía desde pequeño”, relata.

La Palma 3 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

De casa de sus abuelos, por ejemplo, La Palma, 3 tiene un jazmín casi centenario “con un tronco impresionante” y un limonero en el que habían injertado un mandarino; y de la de sus padres, unas celindas. “Coloqué también –añade- una espectacular buganvilla, que ya tiene décadas”, que junto con las glicinias, las trepadoras y un rosal de pitiminí amarillo, entre otros ejemplares de sangre verde, confieren al patio un ADN vegetativo muy especial que embruja hasta convertirse en inspiración artística. “Un señor le escribió una poesía y vino a traérmela y una niña con síndrome de down me trajo un dibujo que había hecho del patio; esta última es quizás una de las anécdotas más bonitas que me han ocurrido de la muchísima gente que lo ha visitado”, revela.

Muchísimas visitas, como muchísimos son también los turistas que, montados en carruajes de caballos hacia La Magdalena, y admirados por lo que observan al paso por La Palma 3, desconocen los numerosos premios que este jardín atesara desde que inició su andadura en el concurso municipal allá por 1993. Tan sólo saben que “este patio es muy bonito, de los más bonitos que hay en Córdoba, ha recibido muchísimos premios”, como les comenta automáticamente el cochero.