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Santa Marina. Zarco 15 - Alma de Patios

Santa Marina. Zarco 15

Arquitectura moderna. Dimensión pequeña. Cuidadora: Juana Romero. Participó en 2022 en el concurso por 22 vez desde 1993. Mayor premio: Premio al patio singular en 2021

A jueves, 19 de enero del 2023, por A. P.

Juana Romero ha convertido el patio del número 15 de la calle Zarco en la continuación -y versión urbanita- de aquel inmenso jardín rural que tenía en su segundo hogar de casada en Fernán Núñez, aquel -que como éste- su marido, Juan Jiménez, le construyó para que disfrutara de su gran pasión, las flores, un amor heredado de su madre, Joaquina Gómez. “Ese amor por las flores lo he tenido toda la vida; recuerdo cuando cuidaba las de mi madre”, resalta. En Zarco, 15, domicilio de los Jiménez Romero desde 1981, Juana conserva, entre otras plantas de Joaquina, un vetusto ficus, “al que le tengo muchísimo cariño, no quiero que se pierda”, recalca. El ficus convive con un llamativo rosal, de cuyo tronco brotan flores blancas, amarillas y rojas sangre con pintas. “Lo compré en Granada y es tan singular y difícil de encontrar que una señora me llegó a preguntar si esas flores que le nacen eran pintadas, y un matrimonio extranjero llegó pidiéndome un esqueje para sembrarlo porque lo había visto por internet y le había gustado mucho”, relata.

Zarco 15 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

Ambas plantas forman parte de un vergel en el que también hay begonias, claveles, gitanillas, geranios, geranios chinos, hortensias, costillas de Adán, clivias, chefleras, cintas… “En fin, mucha variedad; se puede decir que tengo de todo, por lo que ahora lo que quiero incorporar son flores raras”, insiste Juana, para añadir que “compro todas las plantas raras que veo y cuando van envejeciendo les saco esquejes y los siembro para que salgan nuevas; no obstante, mi mayor tesoro son las plantas de mi madre”. Juana recuerda cómo al llegar la hora de mudarse a vivir a Córdoba siguió el consejo de su hermano, “que me dijo que no me deshiciera de mis flores, que se las dejara a él hasta que pudiera traérmelas; y eso fue lo que hice. Mi marido se acercó a Fernán Núñez con el camión para transportarlas hasta aquí”, cuenta. Fue como trasplantar su jardín desde la Campiña Sur, en cuya tierra crecían sus plantas, hasta la capital, donde esa vegetación no tuvo más remedio que acostumbrarse a vivir en macetas.

Zarco 15 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

Tras ese traslado a Córdoba, los Jiménez Romero se establecieron con sus tres hijos mayores en un piso de Virgen de los Dolores, hasta que Juan –constructor de profesión- levantó sobre el solar de lo que fue una antigua casa de vecinos el que debía de ser el nuevo hogar de la familia. En esta nueva casa crecieron Ana, Paqui, Sebastián y Laura –los hijos del matrimonio- disfrutando de un patio en el que arquitectónicamente destacan ocho arcos de ladrillo visto que descansan sobre los capiteles de las finas columnas de fuste liso que rodean un recinto que está pavimentado con losa de barro y en el que sobresale una fuente adosada a un pilar, sobre la que reposa la figura pétrea sentada de un niño de cuyos labios brota agua. También destacan pequeños capiteles de distintas épocas sobre los que descansan algunos tiestos, ánforas y piezas de cerámica clásica y una singularísima arma de artillería -un cañón- del siglo XVII.

Desde el patio se divisa la terraza, o planta de maternidad vegetal, repleta de tiestos en los que nacen las flores que siembra Juana gracias a su intensa dedicación para conseguir gestaciones perfectas en la que invierte dosis y dosis de paciencia, la misma paciencia que emplea en otra de sus grandes pasiones, la confección artesanal, con chapas de latas de coca-cola, al estilo crochet, de preciosos y artísticos bolsos, carteras, monederos y otro tipo de complementos, un laborioso trabajo del que son testigos mudos su urbanita jardín, un recinto que en el concurso municipal de patios ha conseguido, entre otros galardones, accésits, en 1994, 1997 y 1999; una mención de honor, en 2007; y el premio a la iluminación natural, en 1998. “Decidimos empezar a concursar casi por casualidad –explica- después de que mi marido lo propusiera y mi hija mayor y su entonces novio decidieran echarme una mano, algo a lo que se sumaron mis otros dos hijos mayores; mi chica aún no había nacido. Esa ayuda les supuso que les repartiéramos  el dinero de la participación para que lo gastaran en la Feria. No obstante, eso de subir las flores a la terraza, bajarlas y ponerlas, me tocó a mí”.  “Supone mucho trabajo, pero es una satisfacción cuando la gente te dice un simple qué bonito tienes el patio o un está precioso; eso es impagable”, añade.

Zarco 15 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

Ella mantiene muy bonito todo el año su bello vergel de arcos de ladrillo visto de tipo carpanel, un patio que San Rafael custodia viviendo en un azulejo y cuyo suelo a dos niveles está construido sobre un sótano. Tan sólo hay que pasar por la puerta de Zarco 15 para ver lo precioso que luce el recinto desde la calle. Si ese paso es en la festividad de San Juan, quizás se presencie la habitual fiesta que en esa parte importante de su hogar celebran los Jiménez Romero con motivo de la onomástica del matrimonio y de su aniversario.  “Mi marido, al principio se quejaba de que el patio le comía terreno a la casa, pero ahora está encantado con él, muy encantado”, cuenta Juana, tan encantado como ella lo está tras haber convertido ese patio del número 15 de la calle Zarco –su segundo hogar en Córdoba- en la continuación -y versión urbanita- de aquel inmenso jardín rural que tenía en su segundo hogar de casada en Fernán Núñez.