San Lorenzo. Guzmanas 7

Arquitectura antigua. Dimensión mediana. Cuidadores: Elena Vilches y Óscar Rubio. Participó en el concurso en 2022 por tercera vez desde 2019. Máximo premio: 8º en 2022

A sábado, 28 de enero del 2023, por A. P.

Óscar Rubio y Elena Vilches tenían muy claro que querían vivir en una casa con patio y les llegó la oportunidad en la calle Guzmanas, una calle, como la cercana Parras, clásica de patios. La labor profesional de Óscar como pintor le llevó a conocer muchas posibles candidatas en distintas zonas, pero finalmente la elegida fue el número 7 de la calle Guzmanas, una casa que compraron en 2013 cuando estaba en muy malas condiciones.

Cuentan que la idea de la pareja era, nada más llegar al barrio de San Lorenzo, la de rehabilitar la vivienda y darle un aire mucho más moderno del que al final ha tenido, que ha sido más clásico. Esa idea de optar por lo más clásico cambió cuando comenzó la rehabilitación de la casa, al encontrar elementos como un arco mudéjar, que estaba tapado, y un pozo también mudéjar.

Guzmanas 7 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

Tras llegar a ellos una antigua escritura de 1690 en la que rezaba que el Obispado de Córdoba adquirió la casa a través de una donación, empezaron a investigar y a recuperar elementos del inmueble, algo que les cambió por completo la idea de cómo querían reformarla en favor de buscar su forma original, devolviéndole al patio el aspecto que tuvo, “un patio con mucha luz y alegre, algo que está reflejado en el color de sus plantas, en el añil de sus macetas y en la luz de sus paredes”.

Nada más entrar al zaguán de Guzmanas 7, una escalera da acceso a lo que antes fueron las viviendas de las familias que habitaban en esta antigua casa de vecinos. La casa es de origen medieval, del siglo XV y toma su nombre de la misma calle en la que se sitúa, Calle de las Guzmanas, en la que, como indica Ramírez de Arellano en su libro ‘Paseos por Córdoba’, vivió Juan de Guzmán, nieto de Leonor López de Córdoba, que murió poco después de 1470 sin dejar hijos. Este hecho, el de solo tener hijas, dio nombre a esta calle y posteriormente a este patio, de las Guzmanas.

Perteneciente desde el siglo XVII –desde 1690- al Obispado de Córdoba mediante una donación y destinada en el siglo XX a viviendas sociales, fue casa de vecinos –en la que vivieron entre seis y siete familias- hasta la década de los 70, en la que toma posesión de ella una de las familias que entonces la habitaban.

En la entrada de Guzmanas 7 destaca la restauración de los techos en madera basados en los originales. Pero si por algo destaca la casa y el patio, según defiende Óscar, es por su arco mudéjar, que apareció en la restauración del inmueble y por la Chiquita Piconera en forja que, a partir de un boceto de Elena, da la bienvenida y recibe al visitante. También sobresale el pozo de estilo mudéjar, que conserva su brocal original.

Guzmanas 7 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

El patio es el rincón privilegiado de la vivienda de los Rubio Vilches, la principal estancia para Óscar y Elena de la casa. A la salida al patio y en honor a tiempos pasados, se ha recreado una cocina antigua, que se situaba en dicho lugar junto al pozo; o lo que es lo mismo, las cocinas originales de la casa, donde cada familia que la habitaba tenía sus infiernillos para hacer sus comidas. Y esas seis o siete familias compartían además la pila de lavar y el pozo mudéjar, datado entre los años 1420 y 1430. Óscar defiende que la cocina del patio es el “rinconcito” preferido de la casa porque les permite estar al resguardo de la intemperie en los días de invierno, a la par que les permite disfrutar del patio todo el año. La cocina está llena de detalles, desde morteros antiguos hasta una colección de trébedes.

En el patio, donde no falta un mosaico de San Rafael presidiéndolo, hay también una pequeña habitación de siete metros cuadrados usada como trastero, que era en su día una vivienda de una sola persona. Como a la familia Rubio Vilches le resultó curioso que una sola persona pudiera vivir en esas condiciones la han mantenido lo más fielmente posible a cómo era. Los Rubio Vilches siempre intentan mejorar la casa, pero sin quitarle un ápice en semejanza a aquella que fue, siendo fieles a la original.

En otra parte del patio que antes era otra de las viviendas, que se cayó y no se levantó, aprovechan para guardar la leña y han dejado un pequeño rincón con su mesa y sus sillas para departir mañanas, tardes y noches de convivencia.

Guzmanas 7 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

También destacan unos barreños de zinc pintados para darle un poco de color al patio. Son barreños originales de la casa, en los que se bañaban en tiempos remotos quienes en ella vivían. En lo que se refiere a las flores, todas tienen alguna historia y recuerdos, plantas que evocan a momentos y sentimientos, plantas que, como destaca Óscar, representan más la belleza que de por sí dan las flores, muchas de ellas, plantas regaladas. Óscar defiende que sus plantas se crían con mucho cariño. Cuenta con algunas cedidas por el patio de Guzmanas, 4, como la flor de la gamba, pericones o malvarrosas, entre otras, regalos de su vecina Manoli, Manuela Lorente, y su marido Ricardo Villar, una pareja de las clásicas participantes en el concurso municipal de Patios. O unas calas, regalo del tío Paco de Óscar, o unas begonias, regaladas por unas amigas de la familia. No faltan helechos de sus abuelos. También hay una bruja y una príncipe que ocupan macetas en las que se criaron desde la semilla, y plantas sembradas en latas de aceite como geranios y gitanillas, al igual que hacían algo más de un siglo los anteriores residentes de la casa. Tampoco faltan las gitanillas de lazos, ni la buganvilla, ni las cinerarias centauras, como las del Palacio de Viana. Todo en Guzmanas 7 es como un homenaje a quienes en su día habitaron en este inmueble que data del siglo XV aderezado con plantas que atesoran mucha historia personal.