Realejo. Pedro Fernández 6

Arquitectura moderna. Dimensión mediana. Cuidadores: Ana Balbuena y Marcial Gómez. Participó en el concurso en 2022 por 9ª vez desde 2013. Máximo premio: 1º en 2015

A lunes, 30 de enero del 2023, por A. P.

La familia Gómez Balbuena ha convertido a Pedro Fernández 6 en una especie de isla tranquila dentro de la ruidosa intranquilidad de la capital. Marcial y Ana, junto a sus hijos Marcial y Carmen Rosa, se sienten dichosos de vivir en un inmueble que es un “remanso de paz” ubicado en el centro de Córdoba, en palabras de la propia Ana. Y es que con esa paz y tranquilidad rebosante en el ambiente, Pedro Fernández 6 parece una gran casa solariega de pueblo trasplantada a la ciudad. “Esta casa -cuenta Ana- es de aproximadamente 1910, era de un labrador, la compramos y nos mudamos a ella en 2001 desde el piso de la zona de Colón en el que residíamos”.

Pedro Fernández 6 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

Esta malagueña de Los Boliches explica que su marido se empeñó en vivir en una casa con patio. “Salía con la bicicleta y daba vueltas y vueltas por la ciudad buscando alguna que le gustara, hasta que dio con esta”, relata. Tras la adquisición, los Gómez Balbuena llevaron a cabo una reforma del inmueble en el que mantuvieron, entre otros elementos originales, el chino cordobés del suelo; unos azulejos en tonos azules, “que pueden ser de los 60”; y los muros, “que son muy anchos y mantienen la casa húmeda”. En el recinto destacan además, aparte de sus arcos y ocho ventanas, unas piedras romanas “que encontramos cuando se reabrió el pozo”, explica.

“Como malagueña, tengo que dar las gracias al Ayuntamiento de Córdoba por obligar a no derribar la estructura de este tipo de casas dejando algo más del 30% para patio; en Málaga, este tipo de inmuebles, por el que parece que no ha pasado el tiempo, se ha perdido. Nos sentimos afortunados de residir en un jardín, conviviendo como se hacía antiguamente”, insiste. “Es cierto que no hacemos mucha vida en el patio, pero sí en sus soportales”, añade. En esos soportales hay ubicada una cocina, justo en un lugar idóneo para preparar alguna que otra esporádica cena que degustar con amigos en el recinto.

Esos amigos dan fe -y cualquiera que tenga la oportunidad de contemplar cómo tiene vestido el patio, y las rejas y balcones de la fachada- de que Ana es, como ella misma se define, una enamorada de las plantas. “Mis flores son mi tesoro; sobre todo, me gustan las plantas verdes”, resalta. También, esos amigos han sentido en alguna que otra velada el embriagador aroma de la dama de noche, el de las gardenias en junio o  el que impregna toda la casa procedentes de sus jazmines, amén del que destilan rosas, geranios, gitanillas y pendientes de la reina.

Pedro Fernández 6 / Foto: CHENCHO MARTÍNEZ

Ana suele entoldar el patio. “Lo mantiene fresco durante todo el verano”, detalla, inyectándole vida a un jardín en el que “la mayoría de las flores las he comprado; llevo más de una década haciéndolo. Pero otras, como las pilistras, son de Málaga, de mi familia”, explica. “También he traído de Málaga unas clivias distintas a las que hay en Córdoba y que florecen dos veces al año, y una aureola de esa de los patios de toda la vida que me dio mi madre”, añade sin olvidar destacar que entre las plantas más longevas que tiene figuran precisamente las aureolas.

“Mis hijos me ayudan mucho en el cuidado”,  apunta. Es más, Marcial y Carmen Rosa incluso han ejercido de cicerones expertos en plantas ante quiénes han visitado en época del concurso municipal un patio en el que hay repartidas casi 400 macetas. “Eso que han hecho mis hijos le ha gustado mucho a la gente, ver cómo los jóvenes siguen la tradición”, destaca esta mujer que ha conseguido la paz, tranquilidad y convivencia familiar de un pueblo en pleno centro de la ciudad.