A miércoles, 14 de mayo del 2025, por A. P.
Situado a espaldas de la fernandina iglesia de San Lorenzo, el patio de Trueque 4 siempre será El Patio de Carmela. Y es que Carmela Montilla Serrano es indisoluble a este más que tradicional recinto que ahora es del Ayuntamiento y que estaba llamado a ser el Centro de Interpretación de los Patios Cordobeses.
Todos los patios que se pueden visitar estos días en Córdoba encierran historias entrañables vividas en ellos por quienes han sido o son sus cuidadores y/o propietarios, personas que han contribuido con su trabajo, esfuerzo y dedicación a engrandecer una cita que es Patrimonio de la Humanidad.
Detalla el periodista y escritor Francisco Solano Márquez en su libro Córdoba es Patio que Carmela desde 1960 apenas dejó de presentar el patio de Trueque 4 al concurso municipal del mes de mayo. Primero, formando tándem con su hermana Rafaela y después ella sola.
«A raíz de obtener el primer premio en 1978 tuve ocasión de hablar con Rafaela, quien me aseguró que la casa la había adquirido su abuela en 1908 y que se conservaba casi igual que entonces. Admitía que costaba mucho trabajo mantener el patio todo el año, pero lo hacían porque les gustaba y lo disfrutaban, sobre todo las cálidas noches de verano. También les agradaba que acudiera la gente a verlo», apunta el autor.
«Aquí no se le cierra la puerta a nadie. Apenas me levanto, abro la puerta de par en par para que todo el mundo lo vea», le refería Rafaela Montilla. El importe del premio lo dedicaron «invariablemente» al mantenimiento de la casa, explica Francisco Solano Márquez.El autor añade que Cuatro años más tarde, Carmela Montilla no se esperaba de nuevo obtener el primer premio. «Así que cuando a las siete de la mañana un amigo le dio la noticia por teléfono no se lo creía», recuerda.
«Me entraron los nervios, me levanté y me puse a regar las macetas”, le confesó entonces al periodista Rafael González Zubieta Zubi. Las hermanas Montilla conseguían así otros veinte mil duros para seguir arreglando cosillas. «Vivimos de una pensión y la casa está mal de obra, y con lo poco que tenemos y esta ayuda pues arreglaremos las techumbres”, destacaba Carmela. Todo el dinero era poco para mantener en condiciones una casa antigua, subraya Francisco Solano Márquez.
Más tranquilas, sentadas en el comedor, sorprendió Leonardo Rodríguez a las hermanas Montilla en 1984, cuando su patio obtuvo un segundo premio, nada nuevo. «Solitas como estamos disfrutamos una barbaridad estos días viendo que la casa se convierte en centro de reunión de todo el barrio, bueno, qué digo del barrio, de toda Córdoba, amén de un sinfín de turistas”, ajetreo que, como relata el autor en Córdoba es Patio, soportaban con la mejor sonrisa, «pese a que Carmela ya necesitaba ayudarse de muletas y su hermana Rafaela llevaba meses enfermita».
Pero “mientras sigamos con vida seguiremos presentando el patio a concurso, y luego, si nos llevamos algo, pues estupendo, porque la casa nos lo agradecerá, que está la pobre que se cae a pedazos». Aquel año aplicaron el premio a «remendar los techos».
En 1991 las hermanas Montilla fueron dos de las seis cuidadoras homenajeadas por la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses y el Ayuntamiento, «que reconocían así el esfuerzo desplegado durante años». Y en 1999 el jurado del concurso municipal concedió a Carmela un premio especial «como reconocimiento a la labor y dedicación prestada para el engrandecimiento de los patios cordobeses a lo largo de su vida«, según el acta.
«Mis vecinas dicen que estoy loca por seguir poniendo mi patio en la situación en la que estoy, pero esta es mi vida; el patio y las flores que hay en él son como mis hijos», le confesaba ese mismo año a la periodista Isabel Leña postrada en un sillón, que enseguida cambiaría por la silla de ruedas desde la que siguió dirigiendo el arreglo del patio mientras le quedase aliento. Hasta que en enero de 2005, con 81 años, lo abandonó para siempre. «Se nos fue en dos días», manifestó su vecina, amiga y heredera, Josefa Segundo.
Explica el autor de Córdoba es Patio en que el mejor homenaje que Josefa le pudo dedicar a Carmela fue mantener vivo uno de los patios más premiados de Córdoba, con la ayuda de su marido, Álvaro Baena, su hijo de igual nombre, el amigo Rafael Estévez y el inquilino José Durán. «Así que Trueque 4 volvió a concursar aquel año como si nada hubiera ocurrido, conquistando el segundo premio, y de nuevo el primero en 2008, así que Carmen Montilla siguió triunfando después de muerta», relata Francisco Solano Márquez.
Trueque 4 había sido el patio concursante más constante de todos. Entre 1960 y 2009 participó 45 veces en el concurso municipal de mayo y logró siete primeros premios, otros tantos segundos y 11 terceros. Su conservación para el futuro quedó asegurada tras la adquisición de la casa por la empresa municipal Vimcorsa en septiembre de 2009, que emprendió obras de rehabilitación y creó viviendas de alquiler para inquilinos que se comprometan a mantener el patio.
«No podía desaparecer un histórico, a la vera de cuyo pozo, tan fotografiado, sonreirá siempre el espíritu de Carmela. Posteriormente el Ayuntamiento instaló allí, dónde mejor, el Centro de Interpretación de los Patios, proyecto incluido en el Plan Turístico de Grandes Ciudades que abrió sus puertas en julio de 2016, aunque tres años después cerró temporalmente para replantear su gestión y funcionamiento», concluye Márquez.
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