Alcázar Viejo. San Basilio 22

Arquitectura antigua. Dimensión mediana. Cuidadora: Ana de Austria. 41 participaciones en el concurso Municipal. Segundo premio en 2010.

A domingo, 15 de enero del 2023, por A.P.

Ana de Austria se mudó a San Basilio, 22 en 1961 junto a su marido, Francisco Leiva Campoy, tras casarse. Entonces en San Basilio 22 vivían -en la que era una casa de muchos- hasta nueve familias. Recuerda que había en el patio cinco pilas y que “quien llegaba tarde no lavaba”. La fórmula para que no le ocurriera a ella “era echar en una de esas pilas un trapo por la noche en agua para tenerla ocupada para la mañana siguiente; eso, si no te la quitaban antes”. También recuerda que San Basilio 22 tenía por entonces cinco servicios y cocinas comunes en las que cada familia tenía su hornacilla y su soplillo; además de que las vecinas se solían ayudar a la hora de hacer la comida.

San Basilio 22, en 2022.

Dieciséis años más tarde, en 1977, Ana puso la casa a su nombre y en 1990 el inmueble se sometió a una profunda remodelación, que supuso su separación en tres viviendas y la desaparición de sus corrales. En el patio, Ana ha recuperado el suelo de chino cordobés y los pilares del zaguán-galería. Además, desde 1992, un gran escudo heráldico, el de los Austrias, reina en el suelo del recinto acompañado por el de los Leiva. Ana recuerda que desciende “de la Casa Real de Leopoldo de Austria”, algo de lo que ha dejado constancia en el patio. Una cancela -con fecha incluida- revela que “la nueva casa es de 1898”, todo ello junto a un pozo moruno, de aspecto árabe, mantiene desde hace muchísimos años el agua siempre al mismo nivel, a nueve metros de profundidad y que es de galería. Según Ana, el pozo se nutre de la misma agua de la que bebe la fuente del Patio de los Naranjos de la Mezquita. El primer monumento de la ciudad está también presente en el patio de San Basilio 22 a través de los arcos al estilo de los de la Mezquita. Ana recuerda que antes de las reformas el patio tenía frágiles muros de arenilla y puertas de cristales de colores “al estilo de las vidrieras también de la Mezquita”, que quitaron aunque luego se arrepentiría de haberlo hecho. En este patio, destacan, además del pozo de brocal de obra encalado, de tradición árabe, con su polea y cubo de cinc, un pilón cubierto con azulejos y dos falsos arcos ciegos de medio punto rematados por un frontón escalonado.

San Basilio 22, en 2022.

Desde que Ana presentó por primera vez el recinto al concurso municipal, en 1977, -aunque el recinto debutó en 1944- las macetas de San Basilio 22 están pintadas en verde. La primera vez que Ana presentó el patio a concurso, “ese año no se llevaba todavía el colorearlas de azul”, y su marido quiso darle tonos parecidos a los de la bandera de Andalucía, verdiblancos. No obstante, en esa ocasión tuvo que concursar sin tiestos porque no les dio tiempo, por lo que colocaron las plantas en las latas de chóped de dos kilos que les regalaban. Las tiñeron del color de la esperanza, el mismo color que ahora lucen las más de 600 macetas que pueblan el patio. Desde entonces, San Basilio 22 ha cosechado en el certamen, entre otros reconocimientos, un segundo premio, en 2010. Los diplomas y otros documentos que acreditan la concesión de esos galardones los guarda en una habitación contigua al recinto junto a numerosas fotografías que repasan la larga trayectoria futbolística de su hijo Antonio.

Cuenta que los premios a la variedad floral se los han dado porque tiene flores de todo tipo, “desde, por ejemplo, cactus, gitanillas y geranios, hasta azucenas, begonias, costilla de Adán, celindas, la flor del dinero, palmeras, potos o la flor de lis; una planta, esta última, que no hay en el barrio”, añade. También viste el recinto con “príncipes, espina del señor, flor de la gamba y con esta planta a la que le llamo la suegra y la nuera, porque echa a los hijos a la calle”, detalla. Ana defiende que en primavera el patio parece un gran mantón de manila de muchísimos colores gracias a las plantas que lo visten.   

San Basilio 22, en 2022.

Ana destaca que una parte importante del secreto del éxito del patio lo tiene su marido. “Él fue el que me metió el gusanillo de los Patios”, recalca. Francisco trabajó durante 42 años en Cenemesa-Westinghouse, donde llegó a ser jefe de nave y fue también presidente de la asociación de vecinos del barrio. Paco, como le llamaban, “fue quien nos metió en todo este jaleo”, en una época en la que algunos patios se iban perdiendo conforme se iban muriendo las personas mayores que los regentaban y en la que no se presentaban muchos de la zona a concurso.

Desde que en 1977 Ana presentara por primera vez su patio al concurso municipal, por el mismo han pasado personas muy conocidas como la Reina Doña Sofía, el torero Curro Romero y su mujer (Carmen Tello), la duquesa de Alba, el Dúo Sacapuntas, la cantante y actriz Carmen Sevilla o el escritor y poeta Antonio Gala, tal y como recuerda.