A domingo, 15 de enero del 2023, por A.P.
San Basilio 14 es una casa que, a la entrada al Alcázar Viejo desde Caballerizas Reales, mantiene la esencia de lo que antaño fue, cuando era una casa de vecinos. Entonces vivían cuatro o cinco familias que tenían su alcoba propia y compartían el resto de dependencias. Por sus arcos, hay historiadores que creen que su estructura supera los 400 años, que es del siglo XVI y que aún conserva tanto el cuarto de pilas como las letrinas y las cocinas antiguas, además de mantener actualmente más de 600 plantas con una amplísima variedad floral. El patio de San Basilio 14 es de los que mantienen la mayoría sus plantas durante los 12 meses del año, buena parte de los cuales se puede visitar.
Como uno de sus dos cuidadores, Ignacio Álvarez –Nacho-, insiste, él y su pareja, Carmen Ibáñez, viven “en una casa del siglo XVI, muy bonita, muy tradicional, a la que nunca se le han hecho reformas, solo las únicas necesarias para la calidad de vida de la vivienda. Es una soberbia casa cordobesa en la cual entras por un zaguán imponente con suelo hidráulico rodeado de objetos de antigüedad, y en la que desde la galería y tras las columnas se pasa a un patio que es cuadrado con las habitaciones alrededor, que eran las alcobas que utilizaban los vecinos para dormir”. Para él, residir en San Basilio 14 es algo así como “un modo de vida”.
A Nacho –hijo de Isabel Luque, la propietaria del patio de Duartas, 2- y a Carmen, además de con las típicas gitanillas y geranios, les gusta adornar los rincones de San Basilio 14 con plantas muy típicas, como por ejemplo, el rincón de los helechos, también un arriate con begonias, hay además en el patio lobelias, surfinias dobles, gardenias, hortensias, azaleas dobles, azaleas japonesas…”Es muy importante saber dónde ponerlas y jugar así con el tipo de plantas”, defiende Carmen, refiriéndose a la disposición entre plantas de sombra y plantas de sol. “En el patio se puede jugar más con los colores y con las plantas que quieren sol”, añade esta enamorada de la decoración. “Me gusta ir innovando con variedades nuevas y que le dan al patio un toque más especial”, insiste quien lleva la paciencia y la constancia por banderas a la hora de cuidar el recinto. “Tienes que tener claro que los cuidados continuos son los que luego te dan el fruto”, puntualiza.
Todo un vergel vegetal el que atesora San Basilio 14, que invita a sus visitantes a dejar atrás una más que vetusta puerta de madera para adentrarlos en un recinto en el que las macetas, puertas, ventanas y hasta canalones son del mismo color, un marrón que no es marrón, sino rojo carruaje travestido en tonos más oscuros por el paso del tiempo, un rojo carruaje –en un principio, rojo sangre- que juega con el amarillo de las columnas de la galería porticada que separa el zaguán del patio. Nacho y Carmen decidieron mantener ese color, “que es el que tenía el patio desde muy antiguo”; es más, cuentan que no lo concebirían con otros colores. Además del blanco de unas paredes que casi no se ven repletas de tiestos, el otro tono predominante en el recinto es el verde que proporcionan geranios, costillas de Adán, esparragueras, gitanillas, orejas de elefante, helechos, cintas o pilistras. Algunas de esas plantas tienen muchísimos años, eran de antiguas vecinas de esta casa. Toda esa vegetación, unida al hecho de que en el patio da muy poco el sol en todo el año crea como un microclima que genera, a su vez, un ambiente fresco y agradable en el recinto, como ellos mismos destacan.
A ese ambiente contribuyen también desde petunias, hasta rosales, pendientes de la reina, pensamientos o alegrías, flores huéspedes de unas 600 macetas que adornan un recinto que está rodeado por tres grandiosos arcos en el que el tiempo se niega a correr detenido en una antigua cocina comunitaria que llama mucho la atención a todo el que los visita. Una cocina, a la que se accede desde el patio, que está repleta de utensilios dignos de pertenecer a un museo rural como paletas de brasero, tenazas, planchas para ropa, molinillos de café, candiles…
Pero, el tiempo a veces es caprichoso y mantiene restos del pasado escondidos, como ocurre con el suelo de chino, el añejo ladrillo de la arcada o el pozo. El chino está tapado con cemento desde hace bastantes años porque las vecinas más mayores le pidieron al propietario que arreglara el suelo por miedo a caídas, mientras que con la acometida del agua acabaron por tapar el pozo debajo de una pila de lavar. Ahora, en vez de una pila de época, hay dos, en un recinto en el que han tenido que hacer algún que otro remiendo de mejora por desconchones en las paredes, comprobando que los arcos son de ladrillo antiguo.
En San Basilio 14, la conjunción de la arquitectura popular y la disposición floral roza la perfección, algo a lo que contribuye de manera muy visual la cascada de macetas que caen por las paredes y que en primavera suman un multicolor arco iris al verde tradicional del recinto para el disfrute de los miles de visitantes que pasan por la casa
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