Filodendro Detalle de un filodendro. Foto: A. P.

Verode y filodendro: las últimas joyas florales de los Patios

Las últimas plantas premiadas por el Jardín Botánico pertenecen a Céspedes 10 y Parras 8

A martes, 13 de junio del 2023, por A. P.

Los geranios y las gitanillas son las plantas por excelencia de los Patios que cada año participan en el concurso municipal y de los que en rutas privadas se pueden visitar durante todo el año. No obstante, la riqueza floral de estos recintos es infinitamente mayor con centenares de especies vegetales más, algunas de ellas inimaginables como el filodendro o el verol o vedore.

Cada año, el Jardín Botánico de Córdoba premia a la que considera la planta más singular de los Patios. En la edición de 2023 ese reconocimiento ha sido compartido por esas dos especies. Se trata del filodendro del patio del número 10 de la calle Céspedes, en la Judería; y el conjunto de verodes del patio de Parras 8, en San Austín.

El filodendro

El filodendro, Philodendron bipinnatum, es una planta arbustiva, de grandes hojas divididas sobre largos peciolos. Las especies de Philodendron se pueden encontrar en hábitats diversos en las zonas tropicales de América, en particular, en Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica, Venezuela, Martinica y Guayana. La mayoría se encuentran en bosques tropicales húmedos, pero también en pantanos, en los bancos de los ríos, bordes de la carretera y afloramientos rocosos. Tolera hasta 10 grados y en verano necesita más de 25, dándole mucha humedad.

Esta planta crea un gran número de hojas en roseta desde un punto central, siendo éstas de gran tamaño y estando nervadas en su perímetro, lo cual le confiere un aspecto parecido a la costilla de Adán. Con el tiempo puede desarrollar un tronco robusto y convertirse en un ejemplar arquitectónico de gran valor.

Al ser una planta de sotobosque no tolera el sol directo, por lo que hay destinarle un lugar con luz moderada, siempre protegida de la incidencia directa del sol. Es exigente en cuanto a humedad, por lo que que hay que mantenerle el sustrato continuamente húmedo durante la primavera y verano y reducir el riego durante el invierno. No exige humedad ambiental pero agradece se rociada con agua puntualmente.

Verode ‘Aeonium’. FOTO: A. P.

Verode

Conocidos como bejeques, verode o pastel de risco, las plantas del género Aeonium son plantas vivaces, carnosas, de tallo corto y hojas dispuestas como rosetas en el extremo de cada tallo. Se adaptan bien al cultivo en maceta, y una vez instalados son plantas longevas que encuentran en los Patios de Córdoba un lugar adecuado a sus necesidades. Su principal centro de diversificación y biodiversidad se encuentra en las Islas Canarias.

Como curiosidad, es cicatrizante, vulnerario (cura y sana las heridas) y alivia los dolores de oídos. Se utiliza el jugo exprimido del tallo y las hojas a modo de cataplasma. El verol o verode recuerda por su aspecto general a un drago pequeño. Es un endemismo canario que se encuentra presente en todas las islas. Presenta la peculiaridad de conservar las hojas y frutos ya secos del año anterior y al mismo tiempo están floreciendo los nuevos.

Tiene pocas exigencias de riego esta planta que puede alcanzar los tres metros de altura. Además, tolera la luz a pleno sol y a media sombra, mientras que la temperatura mínima que puede soportar son los cinco grados, sin tolerar las heladas.

Las flores del verode o verol aparecen agrupadas en vistosas inflorescencias terminales, formando una pseudo-umbela con capítulos poco floríferos, alargados y estrechos, de color amarillo pálido con largos pedúnculos y con todas las flores tubulares. Las cabezuelas floríferas tienen una coloración blanquecina con los estambres amarillentos. La temporada de floración se produce normalmente en los meses de verano.

Es una especie muy apreciada en jardinería, ya que es fácil de cuidar y no necesita ni mucho trabajo ni riego. Otro aspecto a destacar es el gran aprecio de los apicultores, ya que es una planta melífera muy visitada por las abejas, produciendo buena miel. En el pasado se han utilizado sus hojas y flores para el consumo del ganado y, troncos secos para la obtención de combustible. A pesar de ser una especie tóxica, ha sido utilizada externamente el zumo y la corteza de los tallos como cicatrizante, como antiinflamatoria y para curar verrugas con el jugo que suelta el verode.