A martes, 20 de junio del 2023, por A. P.
El junio vegetal es sinónimo de explosión de colores también en los Patios gracias a plantas que florecen sobre todo en tonos fríos de azul, rosa y morado. Durante los meses de abril, mayo y junio tiene lugar la floración de la mayor parte de plantas con flor creando así un bello paisaje también en los parques. Junio, por ejemplo, es el mes por excelencia de la floración de la rosa y también el de la floración de otras bellas plantas, como por ejemplo, la peonia y el lirio amarillo.
Según recoge la web elmueble.com La peonía es una planta amante del sol original de Asia, Europa y el oeste de América del Norte. Tiene unas 40 especies y se usa mucho en los ramos de novia. Se dice que su nombre proviene de Peón, discípulo de Asclepio, el dios griego de la medicina, que celoso de su valía lo hizo transformar en esta flor. Esta flor tan bella es símbolo de la felicidad y la belleza femenina, y en la filosofía del Feng Shui es símbolo de fortuna, ya que atrae el amor. Por eso es tan popular encontrarse con un ramo de novia de peonía.
Las flores de las peonías se abren en 4-5 días y esa apertura es un espectáculo. Deben estar en un rincón del luminoso del patio o jardín, en un suelo que conserve la humedad y tenga un buen drenaje. En verano, se debe intentr que las peonías no reciban luz directa, ya que podrían quemarse sus flores.
La peonía es una flor silvestre que necesita mucha agua para crecer esplendorosa. Nunca hay que dejarla que pase sed y con ella se debe actuar de manera regular y constante con el riego. De primavera a otoño hay que regar las peonías unas dos veces a la semana. En invierno, un día a la semana y reducir la cantidad de agua. Importante: no hay que regar las hojas. Así se evitarán problemas de hongos.
Y es que, tal y como relata dicha web, si bien las peonías son unas plantas súper resistentes, la humedad puede jugar en su contra y fomentar la creación de hongos. Una enfermedad común en las peonías es el moho gris, que puede aparecer por falta de sol o la botritis, que se desencadena debido a una humedad ambiental alta.
El lirio amarillo también es conocido como Hemerocallis Stella de Oro y el lirio tiene una flor muy vistosa y muy popular que ilumina cualquier rincón donde se coloca. Según ecologíaverde.com, el lirio amarillo pertenece a la familia de las Iridáceas y al género Iris, el cual está compuesto por más de 300 especies de plantas rizomatosas y bulbosas que tienen su origen en las zonas más templadas de Europa, África, América y Asia. También se conoce por otros nombres como lirio de agua, acoro amarillo, lirio espadaña, espadañal o espadaña fina.
Puede llegar a alcanzar el metro de altura y el medio de anchura, y tiene hojas de color verde claro que alcanzan un máximo de un metro de longitud. Sus flores son amarillas y preciosas, de unos ocho centímetros como casi todos los lirios, teniendo tres pétalos externos caídos y tres internos erectos. Florece desde que comienza la primavera hasta que empieza el verano, y da frutos en forma de cápsula.
A la hora de cultivar lirios, una de sus principales ventajas es que estas plantas tienen una gran capacidad de adaptación, por lo que pueden ubicarse prácticamente en cualquier lugar. Pueden cultivarse tanto como plantas de exterior como de interior. Como plantas de exterior lo ideal es buscarles una zona de semisombra donde la tierra se mantenga más bien fresca; como plantas de interior es más recomendable buscarles un lugar lo más iluminado posible.
En cuanto a la temperatura, lo ideal es que esta no baje de los 10 grados al menos durante la época de floración. La temperatura óptima para la planta es de entre 22 y 26 durante el día, aunque una planta adulta soportará mayores temperaturas en verano sin problemas.
El riego es uno de los puntos más importantes en los cuidados de los lirios, ya que estas plantas necesitan a la vez de iluminación y una tierra fresca. Para que el bulbo crezca adecuadamente, necesita de cierto nivel constante de humedad, aunque siempre sin encharcamientos, que serían muy perjudiciales y pueden provocar pudrición.
Lo común es aportar riegos frecuentes pero no demasiado abundantes, entre cada 24 y 48 horas, dependiendo del clima y las características concretas del suelo. Esto se aplica solo durante los meses cálidos, claro, siendo en los fríos suficiente habitualmente con uno o dos riegos semanales.
Según dicha web, los lirios pueden verse afectados, desgraciadamente, por muchas de las plagas y enfermedades más comunes, como los hongos, el pulgón o los ácaros, así como sufrir de podredumbre por exceso de humedad o de clorosis férrica. Trata estos problemas cuanto antes sin esperar a que sea demasiado tarde, y siempre con remedios ecológicos.
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