Un ángulo de Las Tendillas tras una de las doce celindas que pueblan la plaza junto a medio centenar de naranjos. FOTO: JUAN M. NIZA

Las Tendillas, cien años del corazón de Córdoba en flor

Historia y flora de la emblemática plaza en su centenario

A martes, 23 de julio del 2024, por JUAN M. NIZA

La plaza de Las Tendillas, el corazón de la Córdoba contemporánea al menos hasta la revolución urbanística que supuso en los años 90 el Plan Renfe y el Paseo de Córdoba, cumple cien años. Más o menos, aunque así se está conmemorando en 2024. Y es que resulta muy difícil determinar cuando la emblemática plaza tuvo plena carta de naturaleza. ¿Al derribarse en 1921 aquel Hotel Suizo que alojó a reyes y presidentes? ¿Con las demoliciones y delimitaciones de espacios de 1923 y 1924? ¿Cuando se trasladó la estatua del Gran Capitán, en 1927? ¿Con la construcción en 1926 del edificio de la Unión y el Fénix o en 1928 con el Palacio de la Colomera, ambos con planos de Félix Hernández? ¿O quizá cuando se dio por terminada la plaza en 1930? Si se permite la licencia poética, y  como hubiera escrito para una de sus composiciones costumbristas Ramón Medina, Las Tendillas fue una “bella moza que se hizo desear”, concretamente, toda aquella década de 1920 en la que duró su construcción.

1928. Las Tendillas, ya con la estatua del Gran Capitán, mientras se construyen los cimientos del edificio de la Unión y el Fénix. FOTO: ARCHIVO MUNICIPAL
1927 Este de la plaza de Las Tendillas, aún sin la estatua del Gran Capitán. FOTO: ARCHIVO MUNICIPAL
1934. Plaza de Las Tendillas. FOTO: ARCHIVO MUNICIPAL

En todo caso, la plaza de Las Tendillas no nació pensando en ser un espacio para las plantas y las flores en sus 6.000 metros cuadrados de superficie, por mucho que a en su siglo de existencia haya albergado cruces de mayo, juegos florales, arranques de coloridas romerías y un sin fin de eventos en los que Córdoba hace gala de su devoción por el mundo de la flor.

Y es que como corazón y centro de una Córdoba que se propugnaba moderna y que hacía de contrapunto a las plazas y calles tradicionales del  Casco Histórico, Las Tendillas siempre tuvo alma de asfalto y pulso de tráfico rodado. Al menos hasta la reforma del concejal Rafael Rivas en 1999, siendo alcalde Rafael Merino. Aquella remodelación humanizó y peatonalizó la plaza para darle una segunda oportunidad como corazón de la Córdoba actual, a medio camino en la historia entre la plaza del Potro de la que hablase Cervantes y de ese otro moderno centro surgido con el Plan Renfe.

Pero no se dejen engañar: La más de media hectárea de superficie de Las Tendillas puede dar la sensación de que aún sigue primando el pavimento y que se le sigue dando la espalda a los árboles y las flores. Pero no hay nada más lejos de la realidad. Cuenten y verán esos cinco naranjos en el lado oeste, las cuatro altas palmeras al este en la esquina con Duque de Hornachuelos y, sobre todo, esos 12 enormes parterres lobulados con bancos para sentarse, cada uno de ellos con cuatro naranjos, setos de boj en aspa y una enorme celinda central, en estos momentos iniciando su floración.

Capítulo aparte es la ya enorme encina en frente al edificio de la Unión y el Fénix, sucesora de aquella, frente a Telefónica, que languidecía y por la que se movilizó la ciudad.

Encina en el lado Norte de la plaza de Las Tendillas. FOTO: JUAN M. NIZA

Y todo ello sin olvidar que en meses claves el servicio municipal de parques y jardines también puebla los ‘macromacetones’ con plantas de flor de temporada. Bien mirado, un exorno vivo tan abundante como a la vez discreto y señorial, como corresponde a la categoría de la plaza y a su siglo de historia.